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elegía lo que quería. Incluso la gente más nueva estaba acostumbrada a esto, pero
Gabriel Rinaldi se quejó un poco:
Es ridículo que tengas que estar haciendo esto, Lilith. Haz que se queden abiertos.
Así es como funcionan le recordó ella : Permanecen abiertos durante dos o tres
minutos, y luego se cierran, a menos que yo los toque de nuevo.
Se detuvo, tomó el último bol caliente de judías picantes de uno de los armarios, y lo
dejó que se cerrara. El armario no empezaría a llenarse de nuevo hasta que la pared
estuviera cerrada. Colocó las judías en el suelo, a un lado, para comérselas luego. La
gente estaba sentada por el suelo, sirviéndose de los platos igualmente comestibles.
Había una cierta satisfacción en comer juntos..., una de sus pocas alegrías. Se formaban
grupos, y la gente hablaba en voz baja entre sí. Lilith estaba tomando fruta para ella
cuando Peter habló desde el grupo más cercano. Un grupo formado por Jean, Curt Loehr
y Celene Ivers.
Si queréis saber mi opinión, yo pienso que las paredes están preparadas de ese
modo para impedirnos pensar en lo que deberíamos hacerle a nuestra carcelera dijo.
Lilith esperó, preguntándose si alguien la defendería. Nadie lo hizo, aunque el silencio
se extendió a los otros grupos.
Inspiró profundamente, caminó hasta el grupo de Peter.
Las cosas pueden cambiar dijo en voz tranquila . Quizá puedas hacer que todo el
mundo se ponga en mi contra. Eso me convertiría en un fracaso.
Alzó algo la voz, a pesar que su tono suave había sido escuchado por todos:
Eso significaría que todos seríais puestos de nuevo en animación suspendida, para
luego separaros y poneros de nuevo a hacer todo esto, con otra gente. Hizo una
pausa . Si esto es lo que queréis..., el ser separados, el empezar de nuevo solos, el
pasar por esto tantas veces como sean necesarias para que os decidáis a seguir hasta el
final, pues adelante, seguid intentándolo. Quizá tengáis éxito.
Los dejó, tomó su comida y se unió a Tate, Gabriel y Leah.
No ha estado mal comentó Tate, cuando la gente hubo reanudado sus propias
conversaciones . Una clara advertencia a todo el mundo. Ya hacía tiempo que resultaba
necesaria.
No funcionará afirmó Leah . Esa gente no se conocen los unos a los otros. ¿Qué
les importa si han de empezar de nuevo?
Les importa intervino Gabriel. Aun con su desastrada barba de pocos días, era uno
de los hombres más apuestos que jamás hubiera visto Lilith. Y aún estaba durmiendo
exclusivamente con Tate. A Lilith le caía bien, pero se daba cuenta de que él no acababa
de fiarse de ella. Podía verlo en su expresión, cuando a veces lo descubría mirándola. Y,
no obstante, tenía buen cuidado de mantener su buena relación con ella..., guardando así
todas sus opciones abiertas.
Han creado relaciones personales aquí le dijo Gabriel a Leah . Piensa en lo que
tenían antes: guerra, caos, la familia y los amigos muertos. Luego, prisión solitaria. Una
celda de cárcel y mierda para comer. Les importa mucho. Y a ti también.
Ella se volvió para enfrentársele, irritada, con la boca ya abierta, pero el apuesto rostro
pareció desarmarla. Suspiró y asintió tristemente con la cabeza. Por un momento, pareció
estar a punto de echarse a llorar.
¿Cuántas veces pueden quitarle a una todo lo que tiene, y que aún le quede la
voluntad de empezar de nuevo? murmuró Tate.
Tantas veces como fuese necesario, pensó cansinamente Lilith. Tantas veces como lo
hiciesen necesario el miedo, las sospechas y la terquedad humanos. Los oankali eran tan
pacientes como la Tierra que les aguardaba.
Se dio cuenta de que Gabriel la estaba mirando.
Aún sigues preocupada por ellos, ¿verdad? le preguntó.
Ella asintió con la cabeza.
Creo que te creyeron. Todos ellos, y no sólo Van Weerden y Jean.
Lo sé. Me creerán un poco de tiempo más. Luego, algunos de ellos decidirán que les
estoy mintiendo, o que otros me han mentido a mí.
¿Estás segura de que no lo han hecho? preguntó Tate.
Estoy segura de que lo han hecho dijo con amargura Lilith . Al menos por
omisión.
Pero, entonces...
Esto es lo que sé afirmó Lilith : Los que nos han rescatado, nuestros carceleros,
son extraterrestres. Estamos a bordo de su nave. He visto y sentido lo bastante, incluido
el flotar en ausencia de peso, como para estar convencida de que esto es una nave.
Estamos en el espacio. Y en manos de una gente que maneja el ADN con la misma
naturalidad con que nosotros manejamos lápices o pinceles. Esto es lo que sé. Esto es lo
que os he explicado a todos. Y si alguno decide actuar como si esto no fuese cierto,
tendremos todos mucha suerte si sólo nos ponen a dormir, y luego nos separan.
Miró a los otros tres rostros y forzó una sonrisa cansina.
Fin del discurso dijo . Será mejor que le lleve algo a Joseph.
Tendrías que haber logrado que saliera aquí le dijo Tate.
No os preocupéis por él le contestó Lilith.
También tú podrías traerme alguna comida a la cama, de vez en cuando le dijo
Gabriel a Tate, cuando Lilith los dejó.
¡Mira lo que has hecho! le gritó ella a las espaldas de Lilith, que se alejaba.
Lilith descubrió que estaba sonriendo, con una sonrisa no forzada, mientras sacaba
más comida de los armarios. Era inevitable que alguna de la gente que Despertaba no
creyese en ella, no le gustase ella, desconfiase de ella. Al menos había otros con los que
podía hablar, relajarse. Si podía evitar que los escépticos se autodestruyesen, aún había
esperanza.
9
Durante un tiempo, Joseph ni la habló, ni tomó comida de manos de ella. Una vez hubo
comprendido esto, Lilith se sentó con él a esperar. No lo había Despertado cuando había
regresado a la habitación, sino que había sellado ésta y se había echado a dormir a su
lado, hasta que los movimientos de Joseph la habían despertado. Ahora estaba sentada
junto a él, preocupada, pero sin sentir auténtica hostilidad hacia él. Y él no parecía
resentir su presencia.
Estaba aclarando cuáles eran sus sentimientos, pensó ella. Estaba tratando de
comprender lo que había pasado.
Ella había colocado varias piezas de fruta en la cama, entre ambos. Había dicho,
sabiendo que él no la contestaría:
Fue una ilusión neurosensorial. Nikanj estimula directamente los nervios, y
recordamos o creamos experiencias que están de acuerdo con las sensaciones. A un
nivel físico, Nikanj siente lo que nosotros sentimos. No puede leer nuestros pensamientos.
No puede hacernos daño..., a menos que él esté dispuesto a sufrir el mismo daño.
Dudó . Dijo que te había aumentado un poco la fuerza. Al principio tendrás que tener
cuidado, y hacer ejercicio. No te harás daño con facilidad. Y, si algo te sucede, te curarás
del mismo modo que lo hago yo.
Él no había hablado, ni siquiera la había mirado, pero ella sabía que le había
escuchado. No había nada de ausente en él.
Se sentó a su lado, esperando, extrañamente cómoda, mordisqueando de vez en
cuando una fruta. Al cabo de un tiempo, se echó hacia atrás, con los pies en el suelo, el
cuerpo estirado sobre la cama. El movimiento lo atrajo.
Se volvió, la miró como si se hubiera olvidado de que estaba allá.
Deberías levantarte dijo . La luz vuelve. Es por la mañana.
Hablame dijo ella.
Él se frotó la cabeza.
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