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se teniendo por pagado de cómo era fuera de lazeria, comen�ó a furtar aun
m�s; et tanto lo usó, fasta que fue preso.
Et luego que lo prendieron llamó a don Mart�n que lo acorriesse; et don
Mart�n llegó muy apriessa et librólo de la prisión. Et desque el omne vio
que don Mart�n le fuera tan verdadero, comen�ó a furtar como de cabo, et
fizo muchos furtos, en guisa que fue m�s rico et fuera de lazeria.
Et usando a furtar, fue otra vez preso, et llamó a don Mart�n, mas don
Mart�n non vino tan a�na como �l quisiera, et los alcaldes del lugar do fuera
el furto comen�aron a fazer pesquisa sobre aquel furto. Et estando ass� el
pleito, llegó don Mart�n; et el omne d�xol :
-�A, don Mart�n! �qu� grand miedo me pusiestes! �Por qu� tanto
tard�vades? Et don Mart�n le dixo que estava en otras grandes priessas et
que por esso tardara; et sacólo luego de la prisión.
El omne se tornó a furtar, et sobre muchos furtos fue preso, et fecha la pes-
quisa dieron senten�ia contra �l. Et la senten�ia dada, llegó don Mart�n et
sacólo.
Et �l tornó a furtar porque ve�a que siempre le acorr�a don Mart�n. Et otra
vez fue preso, et llamó a don Mart�n, et non vino, et tardó tanto fasta que
fue jubgado a muerte, et seyendo jubgado, llegó don Mart�n et tomó al�ada
para casa del rey et librólo de la prisión, et fue quito.
Despu�s tornó a furtar et fue preso, et llamó a don Mart�n, et non vino fasta
que jubgaron quel enforcassen. Et seyendo al pie de la forca, llegó don
Mart�n; et el omne le dixo:
-�A, don Mart�n, sabet que esto non era juego, que vien vos digo que grand
miedo he passado!
El Conde Lucanor
138
Et don Mart�n le dixo que �l le tra�a quinientos maraved�s en una limosnera
et que los diesse al alcalde et que luego ser�a libre. El alcalde av�a mandado
ya que lo enforcassen, et non fallaban soga para lo enforcar. Et en cuanto
buscavan la soga, llamó el omne al alcalde et diole la limosnera con los
dineros. Cuando el alcalde cuidó quel dava los quinientos maraved�s, dixo
a las gentes que � estavan:
-Amigos, �qui�n vio nunca que menguasse soga para enforcar omne! Cier-
tamente este omne non es culpado, et Dios non quiere que muera et por
esso nos mengua la soga; mas teng�moslo fasta cras, et veremos m�s en
este fecho; ca si culpado es, � se finca para complir cras la justi�ia.
Et esto faz�a el alcalde por lo librar por los quinientos maraved�s que cui-
dava que le av�a dado. Et oviendo esto ass� acordado, apartósse el alcalde et
avrió la limosnera, et cuidando fallar los quinientos maraved�s, non falló
los dineros, mas falló una soga en la limosnera. Et luego que esto vio,
mandól enforcar.
Et puni�ndolo en la forca, vino don Mart�n et el omne le dixo quel acor-
riesse. Et don Mart�n le dixo que siempre �l acorr�a a todos sus amigos
fasta que los llegava a tal lugar.
Et ass� perdió aquel omne el cuerpo et el alma, creyendo al Diablo et fiando
de l. Et �ierto sed que nunca omne de l creyó nin fió que non llegasse a
aver mala postremer�a; sinon, parad mientes a todos los agoreros o sorteros
o adevinos, o que fazen cercos o encantamientos et destas cosas cuales-
quier, et veredes que siempre ovieron malos acabamientos. Et si non me
credes, acordat vos de Alvar N��ez et de Garcilasso, que fueron los omnes
del mundo que mas fiaron en ag�eros et en estas tales cosas, et veredes cu�l
acabamiento ovieron.
Et vós, se�or conde Lucanor, si bien queredes fazer vuestra fazienda paral
cuerpo et para l alma, fiat derechamente en Dios et ponet en �l toda vuestra
esperan�a et vós ayudatvos cuanto pudierdes, et Dios ayudarvos ha. Et non
creades nin fiedes en ag�eros, nin en otro devaneo, ca �ierto sed que de los
pecados del mundo, el que a Dios m�s pesa et en que omne mayor tuerto et
mayor desconos�imiento faze a Dios, es en catar ag�ero et estas tales cosas.
El Conde Lucanor
139
El conde tovo �ste por buen consejo, et f�zolo ass� et fallósse muy bien
dello.
Et porque don Johan tovo este por buen exiemplo, f�zolo escrivir en este
libro, et fizo estos viessos que dizen ass�:
El que en Dios non pone su esperan�a,
morr� mala muerte, abr� mala andan�a.
Et la estoria deste exiemplo es �sta que se sigue:
Exemplo XLVI�
De lo que contes�ió a un filósofo que por ocasión entró en una calle do
moravan malas mugeres
Otra vez fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, en esta
manera:
-Patronio, vós sabedes que una de las cosas del mundo por que omne m�s
deve trabajar es por aver buena fama et por se guardar que ninguno non le
pueda travar en ella. Et porque yo s� que en esto, nin en �l, ninguno non me
podr�a mejor consejar que vos, ru�govos que me consejedes en cu�l manera
podr� mejor encres�entar et levar adelante et guardar la mi fama.
-Se�or conde Lucanor -dixo Patronio-, mucho me plaze desto que dezides, [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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