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 Más o menos... si el aparato sigue allí.
Avanzamos por la calleja paralela a la principal vía pública que atravesé escoltado
dieciocho horas antes. El camino era tortuoso, estrechándose en ocasiones entre muros
desiguales y abriéndose luego en una plaza de mercado donde, en la quietud de la noche,
aparecían tres puestos de venta desiertos, casi derruidos. A la media hora de caminar,
propuse hacer un alto.
 Estos malditos caminos me han desorientado  dije  . Creo que tendremos que
aventurarnos a ir por la calle principal, al menos hasta que pueda calcular otra vez nuestra
situación.
Dzok asintió con la cabeza y enfilamos una calleja lateral saliendo a la avenida
relativamente ancha. Al otro lado de la calle había un Hagroon solitario. Espaciados
faroles sostenidos por postes de tres metros proyectaban círculos de luz amarillenta sobre
una acera sacia que bordeaba fachadas sin ventanas adornadas sólo por líneas
retorcidas de albañilería tan extrañas como colmenas de abejas.
Caminé hacia la derecha. Un abrevadero de piedra oscuro donde fluía agua, aceitosa
me resultó familiar; más allá de este lugar había visto al mastodonte enjaezado. No
estaba lejos la callejuela de donde salió el vehículo del tiempo. La callo doblaba hacia la
izquierda. Señalé un callejón oscuro que desembocaba desde un punto más ancho de la
calle.
 Creo que es ésta. Deberíamos buscar otra calle e intentar llegar allí por la parte de
atrás. Probablemente el aparato esté vigilado.
 Pronto lo sabremos.
Una abertura angosta de en frente comunicaba, al parecer, con el centro del bloque de
albañilería. Penetramos en la abertura, saliendo a un callejón sin salida del cual arrancaba
una abertura arqueada que se internaba en una oscuridad completa.
 Probemos a seguir este camino propuso Dzok  . creo que nos llevará en buena
dirección.
 ¿Y si es al dormitorio de alguien?  contemplé el lúgubre edificio; los muros
toscamente argamasados no permitían adivinar la función de su interior. Los Hagroon sólo
conocían un estilo de construcción: el gótico en roca sólida.
 En ese caso, nos replegaremos rápidamente.
 Lo cierto es que me atrae, muy poco la idea de correr por esas calles oscuras con
una horda de Hagroon furiosos pisándonos los talones  dije  . Pero imagino que vale
la pena intentarlo.
Me aproximé a la arcada, escudriñé el interior, seguidamente me zambullí en la
negrura. Mis zapatos sonaban fuertes en el suelo áspero. Oía la respiración de Dzok que
me seguía. Detrás de nosotros se extinguió el último resplandor de luz. Ahora tanteaba el
camino apoyando una mano contra el muro, Continuamos avanzando durante largo rato.
 iSssssl  Dzok me tocó el hombro con la mano  . Creo que nos equivocamos al
doblar alguna esquina, amigo...
 Sí...  lo pensé  . Será mejor que volvamos atrás.
Por espacio de otros diez minutos retrocedimos a tientas en la oscuridad, con el
máximo sigilo posible. Dzok se detuvo de pronto. Me acerqué a él por detrás.
 ¿Pasa algo?  pregunté en voz baja.
 Chssst.
Entonces lo oí: el ligero sonido de unos pies arrastrándose. Brotó un resplandor más
allá ole una curva que teníamos delante, mostrando una puerta oscura al otro lado del
pasadizo.
 Ahí dentro susurró Dzok, abalanzándose hacia ella. Le seguí, chocando contra él.
Cerca de nosotros se oía una fuerte respiración.
 ¿Qué dijiste acerca de unos dormitorios? me dijo al oído.
El ronquido ganó en resonancia, siendo seguido por gorgorotadas. Percibí el
movimiento de un cuerpo macizo, el crujido de basuras desordenadas. Después se
produjo un silencio sobrenatural.
Dzok hizo un movimiento repentino. Oí un confuso estruendo en el otro extremo de la
habitación. Él me agarró la mano, arrastrándome consigo. Tropecé con objetos, oí que su
mano arañaba piedra y entonces nos situamos negados de espaldas contra el muro. El
cuerpo enorme de un Hagroon se puso en pie, dirigiéndose después a la luz de la puerta
abierta que habíamos cruzado. En la parte de fuera apareció otra figura andrajosa; podía
tratarse del tipo al que oímos anteriormente en el callejón.
Los dos intercambiaron gruñidos guturales. El que estaba más cerca volvió a la
habitación y bruscamente la cámara quedó inundada de luz de vanadio. [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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