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 Realmente vamos a morir  gimoteó Tootsie . ¡Lo sabía!
 ¡Corf! ¡Corf!  tosió Magullador . ¡Argh!
 ¡Tiene un ataque!  gritó uno de los clones . ¡Que alguien haga algo! ¡Metedle una
cuchara en la boca!
 Creo que se está ahogando  apuntó Bill . En ese caso, meterle una cuchara en la boca
no sería una buena idea.
 ¡Los alienígenas están intentando salir de su cuerpo de una manera horrible y
sangrienta!  gimió Tootsie . ¡Vamos a morir!
 Qué curioso  dijo Caine . En realidad, debería estar tomando notas. Esto podría
ser de vital interés para la comunidad científica.
 ¡Garp!  «garpeó» Magullador, arqueado hacia atrás en la silla . ¡lak! ¡Glurp!
 Tenemos que hacer algo  dijo Rambette . ¡Bill, no puedes quedarte ahí sentado y
dejarle morir!
 Estoy pensando en ello  contestó Bill . Él quiere cortarme las piernas, ya sabes.
 Nadie es perfecto  dijo Rambette, mientras le daba golpecitos en la espalda a
Magullador . Échame una mano.
 Creo que hay que cogerle por la cintura y darle un fuerte apretón  exclamó Bill,
mientras se ponía de pie.
 ¡Pues hazlo!  chilló Rambette . ¡No tenemos mucho tiempo!
 Yo no puedo rodearle con los brazos  dijo Bill . Es demasiado gordo.
Rambette y Bill unieron sus manos, y tras discutir acerca del posible emplazamiento del
diafragma de Magullador, le aplicaron un fuerte apretón. Magullador soltó un potente
gruñido y sobre la mesa cayó algo que produjo un fuerte sonido chapoteante.
 ¡Auuuuh!  gritó Tootsie . ¡Ya estamos muertos!
 Eso es una porquería espantosa  gritó Uhuru, deslizándose en dirección a la
puerta . Sabía que no tenía que dejaros entrar en la nave. ¿Alguien ve a los
alienígenas?
 Aquí no hay nada más que comida a medio digerir  dijo Caine, revolviendo aquello
con andróidica curiosidad científica . Simplemente estaba atragantado. Es de lo más
decepcionante. Yo esperaba un alienígena.
 Le dije que masticara mejor la comida  añadió Rambette . ¿Pero me escuchó? No.
 ¿Alguien quiere repetir?  preguntó el capitán Plaga, que traía rodando un carrito
sobrecargado de comida. Se puso a gritar cuando todos comenzaron a golpearle . ¿Qué
están haciendo? ¿Qué ocurre? Y si tienen ustedes alguna queja, yo también. Estaba
friendo otra tanda de crepés y... ¡eh!, que alguien coja a ese ratón que se está arrastrando
por el suelo. No puede haber ningún roedor en el área del comedor.
Bill pisó con fuerza con su pie de elefante. Lo que se aplastó debajo no tenía
precisamente el tacto de un ratón. Levantó lentamente el pie, y miró con horror lo que
tenía pegado a la planta.
 ¿Lo ha cogido?  preguntó Plaga.
 Seguro  dijo Bill . Pero no creo que fuera un ratón. Venid a mirar.
 Fascinante  asintió Caine, cuando todos se reunieron en torno a Bill para examinar
el pie.
 ¿Es ese uno de los alienígenas?  gimoteó Tootsie.
 Ese era uno de ellos  puntualizó Caine . Bill, desafortunadamente, lo ha aplastado
dejándolo del todo irreconocible. Me hubiera gustado analizarlo.
 ¿De dónde ha salido?  preguntó Tootsie . ¿Del interior de Magullador?
 No  dijo Plaga . Ha venido de la cocina. Yo vi cómo salía arrastrándose de detrás
de un saco de harina.
 ¿Eso son dientes?  preguntó Rambette . ¿Esas cosas blancas que están en medio
de toda esa sangre?
 A mí me parecen dientes  contestó Christianson . Y bastante afilados, por cierto.
 Sin duda tiene muchos  dijo Rambette Todo un montón.
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 Creo que podría decirse, sin temor a equivocarse, que no estamos tratando con
herbívoros precisamente  añadió Caine, mientras examinaba los restos del alienígena
con su microscopio, lupa y nebulizador de bolsillo . Estos son los dientes más afilados
que he visto jamás.
 Me has salvado la vida  exclamó Magullador, dándole a Bill un abrazo de oso
quebrantahuesos . Te debo una.
 Jad  jadeó Bill . Jad.
 Eres un buen tipo, sí que iré contigo al interior de ese sitio oscuro, a buscar mi
Rebanadora.
 Gracias  gruñó Bill.
 Yo no aconsejaría a nadie volver a la estación  aconsejó Caine . Y mucho menos
que hiciera una visita al sótano. Podría ser muy arriesgado.
 Pero necesitamos piezas que hay ahí abajo, o no podremos salir de esta mierda de
planeta  gritó Uhuru . Alguien tiene que volver.
 Ese alguien no voy a ser yo  gimoteó Tootsie.
 Déjate ya de gimotear, Tootsie  ordenó Rambette, con expresión de desprecio . Me
estás atacando a los nervios.
 ¿Prefieres que lloriquee?  lloriqueó la otra.
 No, vuelve a gimotear  dijo Rambette, estremeciéndose . Los lloriqueos me hacen
subirme por las paredes. Los gimoteos sólo me atacan a los nervios. [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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